En el apasionante mundo de la gestión del personal en empresas de tecnología, nos enfrentamos a un desafío común y desalentador: invertimos tiempo y esfuerzo en formar a nuestro talento, solo para verlos partir poco después. Es una batalla interna que muchas veces parece inevitable. Sin embargo, quiero compartir contigo una historia personal que transformó nuestra perspectiva y nos llevó a abrazar un nuevo enfoque: formar a nuestro equipo como una forma de ayudarles a crecer profesionalmente y marcar una diferencia en sus vidas y en la sociedad.
El desafío y la transformación:
Durante mucho tiempo, luché con la frustración de ver a nuestro personal capacitado partir en busca de nuevas oportunidades. Cada vez que un miembro del equipo se iba, sentía que habíamos perdido tiempo y recursos invertidos en su formación. Fue entonces cuando mi esposa me hizo reflexionar sobre el verdadero impacto que estábamos teniendo en sus vidas y en la sociedad en general. Ella me animó a ver más allá de nuestra propia empresa y a comprender el valor de ayudar a las personas a crecer tanto profesional como personalmente.
La nueva perspectiva:
A partir de ese momento, adoptamos un mantra dentro de nuestro departamento de Recursos Humanos: «Debemos dejar huella, impulsando su crecimiento y guiando su evolución». Comenzamos a ver el proceso de formación como una oportunidad para impulsar a nuestro equipo a alcanzar su máximo potencial, independientemente de si decidían quedarse en nuestra empresa o buscar nuevas oportunidades en otros lugares.
El impacto y los resultados:
El cambio en nuestra mentalidad tuvo un impacto significativo. No solo logramos reducir la rotación de nuestro equipo, sino que también generamos fuertes lazos basados en la confianza y el crecimiento mutuo. Nos enfocamos en brindarles las herramientas y oportunidades necesarias para desarrollarse tanto en lo profesional como en lo personal. Vimos cómo nuestros colaboradores se convertían en profesionales competentes, confiados y apasionados por su trabajo.
La conexión con la sociedad:
Además, nos dimos cuenta de que al invertir en la formación de nuestro equipo estábamos contribuyendo a construir una sociedad mejor. Al ayudar a nuestros colaboradores a crecer, estábamos aportando nuestro granito de arena para tener profesionales más capacitados y comprometidos, capaces de generar un impacto positivo en sus entornos laborales y en la comunidad en general.
En resumen, la historia de transformación en nuestra empresa nos enseñó que la formación del personal es mucho más que una forma de retenerlos en la empresa. Es una oportunidad para dejar huella en sus vidas, ayudarles a evolucionar profesionalmente y construir una sociedad mejor. Nuestro mantra en Recursos Humanos nos recuerda cada día la importancia de esta misión. Te invito a reflexionar sobre cómo puedes aplicar esta filosofía en tu propia empresa y contribuir al crecimiento y desarrollo de tu equipo.
¡Comparte tu experiencia y únete a la conversación sobre el poder de formar y dejar huella!
